Se ha venido a mis lecturas la frase “el templo de mi corazón” varias veces esta semana en escritos de diferentes fuentes, así que me tome un momento para preguntarme que desea el Señor decirme con esta frase y estas fueron mis conclusiones.
Bueno, para empezar ¿qué significa la palabra templo? Un templo es un lugar, o sea que tiene un espacio tangible que yo puedo percibir con mis sentidos. Es un lugar donde voy hacer varias actividades:
· Hacer oración. O sea conversar con mi Dios.
· Voy a contemplar a mi Dios. Solo estar ahí, junto a Él, en silencio.
· ¡Ah el silencio! Actividad que debería de suceder siempre dentro – y fuera – del templo.
· Reflexionar, meditar en mi yo y en mi prójimo.
Si todas estas cosas se pueden hacer en un templo, significa que en mi corazón – que es un templo – también se puede. Se debe.
Todo esto se sabe, lo sé cómo cristiana, pero si el Señor me ha insistido en esta frase es para que yo recuerde todo lo que es mi corazón y el hecho que no le estoy dando mantenimiento. Estoy dejando que mi templo personal se ensucie de estrés, de resentimientos, de desesperación. No me estoy tomando el tiempo para pasar dentro de mi corazón y hacer todas esas actividades ya descritas. Y el Señor, muy amablemente, me lo está diciendo para que no pase más tiempo en que se quede abandonado mi templo. Wake up!!!
Muchas veces mi Jesús hace esto, si no es que siempre. Esta tan pendiente de nosotros para que no nos perdamos, para que mantengamos el orden, para que estemos junto a Él, para que tengamos paz y gozo. Él es así de maravillo pero acostumbramos a ignorarlo, a dejarlo ahí parado con el mensaje de que hacer, de que mejorar. ¿No te remuerde el corazón dejarlo ahí sin responderle? Mejor dicho, ¡¿sin obedecerle?!
Todos tenemos algo que arreglar o algo que hacer. No perdas más tiempo en hacer lo que tenes que hacer. Jesús sabe, y vos sabes qué es eso! Go on!
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