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Hay que ver que realmente cuando estamos en el jaleo del día a día se nos pasa la verdad por alto.
Mi trabajo es altamente estresante; siempre hay una carga grande, todos los días, todo el día, y parece que nunca se va acabar lo que tenemos que hacer. Terminamos una cosa y empieza otra peor y más grande; todo es para ayer y todo requiere alta atención al detalle. Estuve varios meses pensando en mis tareas diarias todo el tiempo, como hacerlas mejor, cómo hacerlas diferente; soñaba con mi trabajo incluso, se estaba volviendo obsesivo.
Pero como Dios está siempre con nosotros, en cuanto yo le daba la oportunidad, me daba luces y decía cosas que por la misma presión olvidaba en el momento. Bendito Dios y su insistencia, de varias maneras, Dios me dio el mensaje de la temporada: “Pone la misma intensidad, emoción, energía en mis cosas! ¿Te imaginas lo que va a crecer nuestra relación si tu “estrés” fuera por mi?”
Nuestra vida está compuesta de Dios, Familia y Trabajo/Responsabilidades. Si Dios está - o debe estar - en primer lugar, ahí deben ir todos nuestros esfuerzos. Imaginate si así como barres tu casa, o como trabajas en un reporte, o en una venta, o en una clase, así le dedicas tiempo a Dios? Imaginate que asi como te frustras y te estresas por un trabajo, así te frustraras porque no lograste ir a misa, o hacer tu rosario o cualquiera de tus devociones?
Te aseguro que no vale la pena que se te vaya la vida en algo que al final se va quedar aquí. Si, Dios te tiene en un lugar específico para que brilles en ese lugar - no en otra parte - pero tu vida empieza en Dios y así debe empezar tu día, tu mañana, tus rutinas. Todo lo demás se organiza y se moldea a la voluntad de Dios, que nunca defrauda, que nunca es una carga. Y en la mitad de tu jornada, es necesario dedicarle un momento a Él para que no olvides por quien respiras y por quien trabajas, por quien tenes todo lo que tenes. Y no olvides la noche y tu momento de agradecimiento (y de disponer de todas tus almohaditas y sabanitas para acostarte a su lado).
Llama al Señor en todo momento, encomendate a su Santo Espíritu en cada oportunidad. No sintas que estás solo contra el mundo, que tenes que presentar ese informe y que solo lo tenes que hacer. Que esa charla que vas a dar, sale únicamente de tu boca e ideas. Porque te preocupas tanto? Acaso no está Jesús siempre a tu lado? Comenza ya a creerte eso porque es la realidad del mundo. Vas a tener éxito el día que le entregues todo a Dios y dejes que te ayude. Pero no olvides, que sus cosas son primero, y tus esfuerzos más grandes sean para sacarle una sonrisa a El.
Se fiel en lo poco para que se te confie mas. Al final, si callas tu mundo y pones atención, te vas a dar cuenta que cuando tus devociones son lo primero que terminas correctamente, todo se vuelve más liviano, porque cada cosa encuentra su lugar.
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