1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio.
2 Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre.
3 Y el tentador, acercándose, le dijo: «Si tú eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes».
4 Jesús le respondió: «Está escrito: "El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios"».
5 Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo,
6 diciéndole: «Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: "Dios dará órdenes a sus ángeles, y ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra"».
7 Jesús le respondió: «También está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios"».
8 El demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor,
9 y le dijo: «Te daré todo esto, si te postras para adorarme».
10 Jesús le respondió: «Retírate, Satanás, porque está escrito: "Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto"».
11 Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo.
De manera breve, deseo abordar este pasaje de la vida de mi Señor, el cual, se da también en nuestras vidas de manera crónica. Hay varias frases (en negrita) que me llaman la atención y que es necesario tomar en cuenta para la batalla diaria (siendo esto mi opinión):
Jesús fue llevado por el Espíritu. Si yo pongo en contexto todo esto para mi vida, yo soy la primera en preguntarme por el Espíritu Santo me llevaría el mismo a estar en el desierto. Cuando nos entregamos totalmente al Dios, Él nos lleva por caminos difíciles de explicar a veces, sin embargo – como Jesús – es necesario callar y hacer la voluntad del Padre, ya que es El quien desea lo mejor de nosotros y alguna virtud debemos pulir.
Después de ayunar, sintió hambre. Te mudas por un periodo de tiempo al desierto y puede pasar que al principio estas solo existiendo y después de cierto tiempo es cuando llega la concupiscencia y/o el demonio con un paquete de tentaciones. ¿Por qué no paso desde el principio? ¿Por qué tenemos un periodo de estabilidad?
Y el tentador, acercándose, le dijo.. Si hay algo que no le puede faltar al desierto es el demonio. Olvidate que te la vas a pasar solo, tarde o temprano, el demonio va llegar y su plática es inminente. Siempre va intentar hablarte, decirte cosas, engañarte (va con todo en las mentiras), seducirte. Cuidado con el demonio disfrazado de lo que más desea tu corazón pero no te conviene.
El demonio lo llevo. Se va tomar el trabajo de envolverte de todas las maneras posibles, haciendo cualquier actividad para que creas en lo que él te dice y al final te encontres alejado de Dios; que te alejes del Padre será siempre su objetivo.
“Retírate Satanás” / El demonio lo dejo. Al final, si sos lo suficientemente disciplinado y fiel, el demonio siempre se ira porque en algún momento se rinde y abandona su objetivo ya perdido.
El dominio es la constante en este problema y siempre estará presente, por lo tanto, es necesario tomar todas las precauciones. Por lo general se viste de personas que te hacen caer; puede manipular individuos que prácticamente son sus servidores y te pueden hacer sentir repudio, odio, y cosas que al final no ayudan a tu santidad. Vivir en el desierto es vivir con el demonio.
En el desierto mucho puede pasar, o no puede pasar nada. Cosas sin sentido, cosas que son enfermizas, sufrimiento, dolor, decepción, desesperación, falta de amor, falta de claridad. Pero al final lo que cuenta es tu fidelidad y la manera en como abordas lo que sucede en ese lugar. San Pablo habla fuertemente de la astucia y como debemos ser inteligentes para avanzar en este valle de lágrimas. Estudiemos, busquemos consejos (que apliquen al caso, pues no todo nos puede servir), no dejemos de avanzar en los objetivos; que nunca nos falte un corazón agradecido y sobre todo el amor.
Estoy en el desierto, oren por mí.
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