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Realmente si leyéramos la Biblia de manera periódica, no habría pérdida, las decisiones, las opiniones, las inquietudes, todo quedaría aclarado con la lectura de la palabra del Señor. En buen castellano, el Señor manda sus mensajes, sus decisiones, sus motivos (no todos) a través de la Biblia; a veces no lo vemos de esa manera, lo tomamos muy a la ligera y con solo leer el Evangelio del dia pensamos que es suficiente y que todo lo que el Senor quiere decir, ya esta revisado y digerido.
Cada vez que vamos a abrir la Biblia o vamos hacer una lectura bíblica, debemos tomarnos el tiempo como cuando vamos a una reunión con una persona muy importante que nos va a dar la solución, o la luz, o el apoyo necesario ante un problema muy grave o muy molesto, o simplemente platicar del diario vivir. Por eso es necesario la meditación, porque la palabra más importante se debe atencionar de la manera más importante y extraer al máximo cada uno de los detalles, ya que la fe está en los detalles, en los ojos bien abiertos.
La segunda carta del San Pablo a los Corintios habla comienza hablando de las pruebas y sufrimientos. El versículo 9 dice “Sentimos en nosotros una sentencia de muerte, pero eso fue sólo para que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios, que resucita a los muertos." Dios resucita a los muertos. Decimos vos cuantas veces has sentido que vas a desfallecer, el cuerpo ya no te da, que la tristeza te inunda? Dejamos de sentir gozo, amor, paz, muchas cosas buenas, por situaciones que a veces no podemos controlar y no tenemos la suficiente fuerza para afrontarlas en tiempo y forma. Dios resucita a los muertos. Pasamos agobiados por las responsabilidades que pareciera que no vamos a cumplir, por la rutina que a veces nos frustra, por ese trabajo que no me gusta, ese familiar que no pone de su parte, etc, etc. Todo esto nos puede hacer que sintamos morir, y morir no siempre puede significar que el alma deja el cuerpo, también puede significar que el gozo nos abandone por años, que no sintamos la presencia de Dios, que nos sintamos solos porque nuestros seres queridos no nos apoyan. No sentirse bien puede significar morir, pero, Dios resucita a los muertos.
Si yo no me pongo a hurgar la palabra de Dios y a ponerle la atención debida, yo me pierdo este recordatorio y sigo pensando que viviré muerta por siempre y que nadie me puede ayudar. Pero Dios resucita a los muertos. Imaginate si leyeras todos los días?
Dios resucita a los muertos.
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