Que tu pensamiento no sea “ahí viene Enero, el peor mes”. Bueno, creo que la mayoría de personas sienten que Enero dura como 50 días, es aburrido y no hay dinero, pero siento qué hay cosas que se pueden rescatar de este mes.
Para empezar, me parece altamente necesario pensar en este mes en todo el año y prepararse para no quedar cortos. Si sabes que este mes es difícil, deja un ahorro, planea tus fines de semana y no malgastes tanto en Diciembre. Es muy común entrar en un frenesí de gastos que llegan afectar hasta Enero y lo peor es que lo que menos pensamos es en podes defendernos, y entramos en un pensamiento de “ay voy a ver qué hago entonces”, cuando llega ese “entonces” realmente no hallamos que hacer.
Este año lo deberíamos comenzar, no solo quejándonos y esperando la primera quincena como agua de Mayo, sino agradeciendo. Navidad es un momento de alegría pero Enero debería ser catastrófico sino una oportunidad para comenzar con un corazón de enamorado de un niño que es un Dios y vino por vos y por mi. Deberíamos agradecer que tenemos vida, salud, un techo, comida, abrigo, y que lo más importante está presente: nuestros seres queridos.
No es por nada que el primer día del año es un precepto; es necesario comenzar ofreciendo el año a Dios que nos espera acompañar de nuevo en una oportunidad nueva para ser mejores. Mejorar siempre debe ser un objetivo; buscar la santidad, el servicio y el deseo de hacer la santa voluntad de Dios. No nos perdamos, estos objetivos son la base de todo lo demás, de todo lo efímero, de todo lo secundario. Ser mejores es ser más santos.
Que Enero no nos sorprenda con escasez económica sino con un corazón agradecido. Que nuestras prioridades no sean materiales sino espirituales. Que nuestro corazón no esté cerrado por las batallas perdidas del pasado sino abierto al amor y a la gracia. Que nuestro centro sea Jesús, que hace nuevas todas las cosas.
No comenzas solo, Jesus está a tu lado esperando que lo incluyas en tu vida, en el 2022. Hablale.
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