![](https://static.wixstatic.com/media/e84ad0_f5c85dd0698646ada184104eb1cba564~mv2.jpg/v1/fill/w_980,h_461,al_c,q_85,usm_0.66_1.00_0.01,enc_avif,quality_auto/e84ad0_f5c85dd0698646ada184104eb1cba564~mv2.jpg)
La eficiencia depende mucho en saber distribuir todas las cosas, en saber organizarlas para una mejor ejecución. Cuando esto no sucede, se pierde el norte continuamente y no se concluye nada.
Llego a esta conclusión porque muchas veces dejamos de hacer las cosas porque pensamos sin titubear que “no hay tiempo” solo porque una sola actividad nos consume bastante o porque lo medimos en base a prioridades, pero no es así.
Si en nuestro diario vivir no existiera un equilibrio, no podríamos abarcar todo lo que el Señor nos regala, y eso depende totalmente de nosotros. La habilidad de la organización no es una virtud teologal que solo Dios otorga, es una habilidad que se trabaja día a día; podemos aprender a ser organizados. Es fácil para mi decir que no puedo dedicarle tiempo a mi esposo porque tengo que atender a mi hijo, o decir que no puedo estudiar porque trabajo y me canso, pero si yo me organizo y le doy a cada cosa su hora, podría hacer todo aunque sea despacio o aunque le dedique pocos minutos a cada actividad. El Señor nos enseña que cada día tiene su carga y que no deberíamos tener la mente en el siguiente día o semana y esa enseñanza esta subvalorada. Si en verdad le prestáramos la debida atención a esa frase tan cargada de sabiduría nos daríamos cuenta que es un cuestión de ir paso a paso, actividad por actividad, día a día; conseguiríamos realizar todo lo debido si le enseñáramos a nuestra mente a tomar las cosas una a la vez sin dejar que la ansiedad se apodere de nuestras emociones, así es como terminamos haciendo mal todo o sin hacer nada.
Alex Ubago en una de sus canciones dice “no pienso nada pero ya sé que hacer”, y esa frase va muy de la mano con la frase de Jesús: si yo planifico o al menos hago una guía para hacer todo lo debido, ya no tengo que perder tiempo en seguir analizando en que hacer sino que ocupo mi tiempo para en realidad hacer las cosas.
No deberíamos pensar que “no tenemos tiempo” sino en “hay tiempo para todo”. Necesitamos establecer un equilibrio para balancear cada una de nuestras responsabilidad, y no solo para eso sino para tener una buena salud, buenos momentos en familia, con amigos, con nosotros mismos, con el Señor, sino, podríamos hasta perder joyas que Dios nos ha dado. Hay tanto que hacer pero Dios nos regaló la vida y esta se puede dividir hasta en segundos, aprovechemos.
Comments