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Hace 16 Años

Foto del escritor: KarenCKarenC

Recuerdo perfectamente lo que sentí cuando me enamore de mi esposo (no solo lo recuerdo, lo vivo a diario), fue una sensación de plenitud donde me di cuenta que había encontrado, por fin, todo lo que andaba buscando. El amor se siente a alegría, a gozo, a maripositas en el estómago, a un juego en el que nos vamos a divertir por siempre. Sentí como nunca más me iba faltar un cheer leader, como siempre iba tener una persona que – sin importar nada – me iba acompañar en todas mis ideas y responsabilidades, en todo lo que me hace ser quien soy; quien me iba a ayudar cuando estuviera en problemas y con quien iba a compartir también las cosas dolorosas donde es necesario una mano amiga, un hombro donde llorar, un abrazo siempre disponible. Mi esposo es esto y mucho más, sin embargo, no solo lo viví con él, también con Jesús. El Señor y yo nos enamoramos hace 16 años, un 2 de Julio si no recuerdo mal. Fue amor a primera vista y paso en un retiro.


Recuerdo que jamás había experimentado un evento de tal magnitud, de hecho, ni siquiera sabía que era un retiro espiritual, pero estando ya en un grupo juvenil – donde solo iba porque no tenía nada que hacer – nos hablaron del primer retiro de la parroquia (tampoco sabía que era una parroquia) y como era un viaje, yo no podía decir que: cualquier viaje, voy ahí. Iban muchas personas que ya conocía y eso también me motivaba, entonces llego la fecha y nos fuimos. Estando allá, había juegos, charlas, cantos, y cualquier tipo de cosas divertidas que podemos hacer en una iglesia o en una comunidad. Estaba muy animada porque el retiro estaba muy bien estructurado, la comida era magnifica, y dormí justo enfrente del aire acondicionado, maravilloso.


Al día siguiente – sábado – tuvimos charlas en las cuales podría decir que aprendí pero esas palabras no cayeron en tierra fértil; pasó el día entre charlas y juegos, cuando de repente nos dijeron que íbamos a jugar pero con los ojos vendados. Anduvimos caminando por toda el área verde cuidando de no caernos y divirtiéndonos, cuando al fin llegamos a un lugar donde ya no habían arboles sino un techo, no habían sillas y ahí en el suelo, nos sentamos. Una voz al fondo empezó hablar y mi corazón se derritió en forma de amor como jamás lo había sentido. Lagrimas corrieron por mis mejías y mi mundo cambio. Las palabras que escuche alguna vez en una charla cobraron un sentido y todo tenía lógica. La plenitud, el gozo, las maripositas, y todo lo que yo sentí cuando conocí a mi esposo (porque fue amor a primer vista) lo sentí por primera vez ese sábado 2 de Julio sentada en esa capilla a lado de muchas personas que también tuvieron un cambio en su vida; Jesús me había alcanzado, me había seducido, y yo caí rendida a su pies para nunca mas levantarme. No perdí mi tiempo en decirle que Si sin analizar mucho lo que estaba haciendo, que quería estar en una relación con El para un día casarnos en el Sacramento de la Confirmación y vivir una vida con El por siempre. A la voz del Padre William, mi vida se enderezo.


Nunca sabemos que vamos a encontrar en un retiro pero ahí Jesús nunca falta, es una cita a la cual El asiste siempre. Vivir un retiro como debe ser es mi consejo de la semana.


Este mes estoy de aniversario con mi Señor y será siempre la mejor decisión que jamás tomare en mi vida: decirle ”Si acepto”.

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