No se si lo notaste pero, en la misa de las 11am de la P. Santa Cruz, Jesus estuvo presente de manera especial. Te explico.
Nos encontrábamos en la parte de afuera recibiendo la misa cuando de repente pasó un señor frente a nosotros. Fue extraño porque había muy poco espacio entre la banca de enfrente y nuestros asientos. Al abrir los ojos, note que era un indigente pidiendo dinero, muy mal oliente y mal vestido. Claramente no era parte de la comunidad, pero sin embargo, lo que me llamó la atención fue la reacción de las personas.
La mayoría lo ignoró - típico comportamiento de ser humano frágil. Hubo algunos que sí le prestaron atención, lo vieron a los ojos y le dieron dinero. Pero la persona que más me llamó la atención fue un hombre - bien vestido por supuesto - que estaba en el quiosco (asumo que no había más asientos). Durante la consagración del pan y vino, el indigente se le acercó y le habló, el hombre lo ignoró y se hizo el que estaba orando con los ojos cerrados. El indigente le insistió acercándose más a él, pero el hombre lo vio y le hizo un gesto de “hey, no miras que estoy orando? No molestes”. Y yo pensé: ajá y estando en plena misa de Ramos nos vamos a poner a ignorar al Senor? Estamos en misa pero no estamos en misa. Rogamos porque el Señor venga a nuestro encuentro y cuando viene lo vemos mal y lo dejamos hablando solo.
Fácilmente olvidamos aquellas palabras: Entonces también éstos contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”. Él les replicará: “En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”. Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».
Que no te sorprenda el Señor con los pantalones abajo en esta semana mayor - ni nunca, ya que si lo ignoras a través de sus pequeños, en que estas entonces?
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