Turquía y Siria. Imagino que también estarás pensando el por qué de la intensidad de estos terremotos, y por qué tantos, yo me pregunto lo mismo. Sin miedo a equivocarme creo que conté un estimado de 80 réplicas en cuestión de 3 días (tengo una app) y me preguntaba “mi Señor, cuando va parar esto?” Bueno, tengo mis opiniones al respecto.
Revisando un poco la historia, en el año 853 a. C. Salmanasar III de Asiria y posteriormente Sargón II en el 722 a. C. conquistaron las diez tribus norteñas de Israel destruyendo su capital, Samaria, y enviando a la población al exilio y cautiverio. La mayoría de los habitantes, incluyendo la clase dirigente, fue deportada a otras tierras ocupadas por el imperio asirio y se trajo gente de esos lugares a Samaria. Así, dispersados entre otras naciones, asimilados en nuevas culturas, llegaron a perder su identidad original. Nunca volvieron, como pueblo, a la tierra de Israel, se les llamó las diez tribus perdidas.
Observando el pasado y el presente, nos llegamos a cuestionar qué sucede con ciertos pueblos que nunca terminan de ver la luz, nunca terminan de tener una paz realmente estructurada sin estar propensos a la guerra y/o a la destrucción. Pues en mi opinión, todo tiene que ver con la fe en el Señor Jesús.
Mi Señor dice en su escritura: Les dijeron: “<<Vayan y digan a la gente que los discípulos de Jesús vinieron por la noche, cuando ustedes estaban dormidos, y que se robaron el cuerpo de Jesús si esto llega a oídos del gobernador, nosotros lo convenceremos y os evitaremos dificultades>>. Los soldados recibieron el dinero e hicieron lo que se les había dicho. Y ésta es la explicación que hasta el día de hoy circula entre los judíos.” Hasta hoy no existe una creencia contundente de la divinidad de Jesus, la fe no está colocada en Jesús. Los días pasan sin un redentor, sin ese ser que perdona y que enjuga los pecados de ésta población. Imagínate una vida sin un salvador…
Si bien es cierto, las personas pueden pasar sus días haciendo el bien, y por palabras de Jesús sabemos que él que está con Él no desparrama, sin embargo hay una enorme diferencia entre una persona que vive haciendo el bien que le parece y una persona que vive haciendo la voluntad de Jesús, y por ende de Dios, quien entregó a su hijo único para que todo el que crea en Él no perezca. Sin duda alguna, todos los seres humanos pasan por tormentas, buenos y malos, pobres y ricos, pero el que cree en Jesús, vive las tormentas de una manera distinta al que no cree. Y siempre hay una gracia redentora que no permite que las cosas vayan más allá de lo que no podemos manejar, y esa mano es la de Jesús. No hay manera de vivir la alegría y la paz abundantemente sin la fe puesta en el Señor Jesús.
Y en éstas tormentas, es cuando los cristianos tenemos la oportunidad de ir y orar, ayudar, rescatar, apoyar de alguna manera a todo el que pasa penas y sufrimientos, llevando siempre esa luz que muchos no creen pero que pueden vivir a través de estas tempestades. Aun cuando el ser humano no cree en Jesús, Jesus sí cree en el ser humano; y a través de sus fieles, se da a conocer. Los crisitanos siempre podemos llevar la luz de Cristo a los rincones más oscuros del mundo, y esa es nuestra tarea.
Tomémonos un momento y oremos por los países que no pasan penas pero que no creen en Jesús. Que la mano de Dios puede tocar a todos los seres inocentes que se dejan llevar por las situaciones que los rodean; que la infinita misericordia de Dios Padre de la humanidad llegue y levante a todo pueblo que hace el bien y que merece la oportunidad de conocer a jesus a traves de nosotros. Asi sea.
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