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Todas las personas que nos llamamos cristianos y que sabemos que tenemos que llevar el Evangelio a todas las personas en todos los rincones, tomamos esta semana como una de las más ocupadas, haciendo contenido para poder llevar la Pasión del Señor hasta donde podamos y haciendo obras que sirven a los demás, lo cual está bien y es lo que nos corresponde. Por lo tanto, vamos a encontrar en internet y en nuestros espacios (cualquier tipo) mucha información del tema, imágenes, arte, manualidades incluso, blogs, charlas, etc., etc. pero siento la necesidad de tomarme una pausa.
Podemos dejarnos llevar por la circunstancia y ponerle bastante mente al trabajo: hacerlo correctamente, que sea creativo, que llegue a las almas, etc., pero tenemos que saber dividir el tiempo de trabajo para el prójimo y el trabajo para mí, y siento que esto es algo que todos debemos poner frente a nosotros y analizar cómo no dejarnos consumir.
Stop! Desde el punto de vista de un receptor de contenido, vivir la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor es algo que va mas allá de un blog que puedo leer en internet. Al menos yo veo muchas cosas en Facebook pero no todas me sirven. Me dejo llevar por una imagen bonita pero al rato se me olvida y el mensaje no solo abandono mi mente sino que no hizo un cambio en mí. Quiero tomarme el tiempo de pensar en lo que yo necesito para vivir el Triduo Pascual de la mejor manera para mí, y en eso no se puede meter nadie. Me puede funcionar leer las lecturas correspondientes a solas, me puede funcionar ver una película – como la Pasión de Cristo, me puede funcionar cambiar de parroquia para la ocasión (si me encuentro un conocido, puede distraerme con platicas), y así sucesivamente hay muchas formas, pero debo recordar que no solo es meditar todo lo que hizo el Señor sino vivirlo con El, llorarlo con El, fatigarme con Él, sudar con El, y si es posible sangrar con El. Porque señores, Jesús no llevo sombría en su Viacrucis, ni agua, ni tenis, ni nada de las cosas que usamos para protegernos, lo cual en mi opinión, es penoso llevar sino tenemos una condición médica que lo exija. Jesús tampoco iba platicando con los guardias, peor haciendo chiste. Aunque no salgamos por la pandemia, algo se puede hacer el Viernes que nos permita sufrir con Jesús lo que el sufrió por nosotros, sin mencionar las misas de precepto y demás actividades que la Santa Iglesia ofrece.
Yo, como creador de contenido u obras y como receptor de contenido, debo tomarme el tiempo de hacer mi análisis personal de lo que yo necesito para acompañar a Jesús desde el Huerto de los Olivos hasta que despierte en Pascua, lo que a mí me funciona, no lo que me exigen los demás (padres incluidos).
Toda fiesta de la Iglesia es una oportunidad para conocerme, para saber que me funciona a mí para estar con el Señor, para crecer en santidad y fortalecer esa relación hermosa a través de mi yo mismo, de quien en realidad soy. No dejemos pasar una Semana Santa más, el dolor es el más económico de los dones.
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