Recomiendo con profunda pasión siempre tener a la mano una lectura espiritual. No solamente la Biblia, o el Catecismo, etc, sino también escritos de santos y/o beatos que recibieron con obediencia y amor los mensajes divinos de Jesús a través del tiempo, ya sea por Él mismo o a través de su Madres Santísima.
Jesus no nos ha dejado de hablar, y siempre tiene instrumentos para dar a conocer sus mensajes: místicos que nos hablan cara a cara, libros, anotaciones, homilías, o simplemente conversaciones en el momento justo. A mi me sirve - de manera especial - el libro de la Pequeñas Almas: Mensaje del Amor Misericordiosos a las Almas Pequeñas, Margarita.
Estés pasando o no por alguna situación difícil que te haga sentir triste, o simplemente padezcas de depresión, te comparto el dia de hoy este mensaje del Senor a Margarita - autora del libro:
Margarita: Mi alma está triste y cansada. Jesús mío, ¿por qué ésta tristeza en mi?
Jesús: Tú eres el pequeño canal por donde fluye un poco de mi dolor. ¿Sabes lo que es el dolor de un Dios? Un Dios despreciado, olvidado y tan poco amado. No, no puedes saber, hija mía, pues esto excede la imaginación humana.
Bastante claro, ¿no? Cargamos también con la cruz del Señor, le ayudamos con su dolor a través de actos de desagravio y demás mortificaciones, obras, oraciones, etc. Y a pesar que regresamos micras de alivio a las toneladas de dolor en el Señor, siempre fluyen sus sentimientos: soledad, abandono, desprecio; por ende, tristeza.
No te digo que si tenes depresión no busques ayuda profesional (yo lo hice), pero si te digo que el dia de mañana, luego de buscar todos los medios para estar bien, aun te sentis mal, recorda que sos un canal de Jesús, y no solamente su gloria fluye en vos, también fluye su dolor y angustia. Que alegría y orgullo saber que un Dios tan maravilloso tiene la confianza de depositar estas emociones en nosotros, al menos yo no le entregaría mi angustia a cualquiera, ¿no te parece?
Toda alma cristiana que ama a Dios es un aposento suave y cómodo donde el Señor coloca su lastimado corazón y descansa. Mantenerlo siempre disponible y listo para recibir al gran Rey debe ser siempre una prioridad.
Y no lo olvides, Dios siempre llega con aliento de vida a restaurar un alma cansada.
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